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Valoración de Activo Fijo según NIIF: Guía Completa para Empresas

Valoración de activo fijo según NIIF

La valoración de activo fijo según NIIF es un proceso clave para cualquier empresa que busca transparencia y confiabilidad en sus estados financieros. Aplicar correctamente las Normas Internacionales de Información Financiera (NIIF) permite reflejar el valor real de los activos, facilitando la toma de decisiones estratégicas, el acceso a financiamiento y el cumplimiento regulatorio. En este blog encontrarás los aspectos esenciales para comprender cómo se realiza esta valoración y qué beneficios aporta a tu organización.

 

¿Qué significa la valoración de activo fijo según NIIF?

La valoración de activo fijo según NIIF consiste en determinar el valor justo de bienes como edificios, terrenos, maquinaria y equipos de una empresa. Según las NIIF, los activos deben reconocerse inicialmente al costo, pero posteriormente pueden medirse bajo dos modelos:

  • Modelo de costo: el activo se mantiene al valor de adquisición menos depreciación y deterioro.
  • Modelo de revaluación: el activo se ajusta a su valor razonable en el mercado, generando mayor precisión en los estados financieros.

Aplicar el modelo correcto depende del tipo de activo, el sector y la estrategia contable de cada empresa.

 

Beneficios de aplicar la valoración de activo fijo según NIIF

Adoptar las NIIF en la valoración de activos fijos ofrece ventajas importantes:

  • Transparencia financiera: los estados financieros reflejan valores más cercanos a la realidad.
  • Mejor acceso a crédito e inversión: los inversionistas confían en balances claros.
  • Gestión eficiente: la empresa conoce el valor real de su patrimonio y puede planear de forma estratégica.

Estas prácticas aumentan la competitividad de las organizaciones en mercados globales y fortalecen su reputación frente a socios y entidades financieras.

 

Pasos prácticos para realizar la valoración de activos fijos

Para aplicar una correcta valoración bajo NIIF, considera los siguientes pasos:

  1. Identificación del activo: clasificar si corresponde a inmuebles, maquinaria o equipo.
  2. Determinación del costo inicial: incluir precio de compra, impuestos no recuperables y gastos necesarios para su uso.
  3. Elección del modelo de medición: costo o revaluación.
  4. Depreciación y deterioro: calcular el desgaste a lo largo del tiempo.
  5. Revisión periódica: actualizar valores según condiciones del mercado y normas vigentes.

Con esta metodología, las empresas garantizan información financiera más exacta y alineada a los estándares internacionales.

En conclusión, la valoración de activo fijo según las NIIF no es solo un requisito contable, sino una herramienta estratégica para mejorar la credibilidad y la eficiencia en la gestión empresarial. Adoptar este enfoque asegura que los estados financieros sean comparables, confiables y útiles para los distintos grupos de interés. Implementarlo correctamente se traduce en mejores decisiones de negocio y mayor competitividad en el mercado.

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